¿Cómo afecta el fuego los petroglifos?


El fuego es unos de los agentes de origen humano que más daño le puede causar a las expresiones de arte rupestre, de forma inmediata comienza la degradación del material granítico, la desaparición de la pátina que cubre la superficie, y crea placas sueltas que afectan de manera irreparable el conjunto.

El crecimiento incontrolado de la maleza, el abandono de los montes y la plantación a la explotación forestal incrementan el riesgo para que estas representaciones que están al aire libre se vean afectadas por los incendios forestales.

Sin embargo, y aunque sea absurdo, muchos de estos petroglifos han sido descubiertos después de incendios forestales que los deja visibles.

En Galicia, por ejemplo, los incendios forestales han destruido decenas de miles de hectáreas de monte en los últimos años, causando daños del patrimonio natural, arqueológico e histórico.

De acuerdo a los arqueólogos, las consecuencias de los incendios en el arte rupestre se detectarán en dos o tres años. Las altas temperaturas pueden causar grietas en las rocas que pueden que no estén situadas en la parte de los grabados pero que de alguna manera pueden causar daños irreparables en el futuro.

“Hay que vigilar las zonas chamuscadas, porque el negruzco modifica la coloración de la roca, con lo acaba afectando a la superficie; en el caso de Pedra Moura presenta ese color en uno de los laterales, junto a las incisiones”, así lo explica Elisa Pereira, arqueóloga miembro del Instituto de Estudios Vigueses, refiriéndose específicamente al caso de los incendios forestales que asolaron Vigo el pasado octubre de 2017, y que afecto los petroglifos de Montes de Coruxo.

Los petroglifos afectados por el fuego pueden llegar a desaparecer con los años, como ocurrió con algunos que estuvieron expuestos en el 2006. El fuego puede hacer que la roca pierda una capa de superficie de hasta un milímetro, teniendo en cuenta que los grabados cuentan con surcos de 2 y 3 milímetros.

Además, estas representaciones por estar al aire libre, se encuentran vulnerables a los cambios bruscos de temperatura, el sol, el viento y el agua, que poco a poco también ayudan a erosionar la superficie de las rocas.

Esther R.