La geología también crea petroglifos, no todos son labor del hombre


Estas impresiones en rocas graníticas fueron creadas por el hombre, sobre todo aquellas más elaborados, pero las cazoletas, combinaciones circulares, las serpentiformes o los espirales desarrollan la duda, siendo más probable que su origen sea geológico, y que fueran reutilizadas por los pobladores primitivos.

La tesis de un equipo del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal, de la Universidade da Coruña, y de la Universidad de Aveiro, tras el estudio de doce petroglifos localizados en Obsedo, en el parque natural de Peneda – Gerês, en el norte de Portugal, señala que estas son estructuras magmáticas creadas cuando las rocas plitónicas, enfriadas y cristalizadas lentamente en la superficie de la Tierra, emergen hacia la superficie.

Juan Ramón Vidal Román, director del Instituto de la UDC, constata que “hay estructuras que se atribuyen a la acción humana por ignorancia, cuando en realidad se trata de procesos naturales. En algunos casos, el diseño es puramente geológico, y en otros es posible que fuera reutilizado como patrón”.

Hasta hace poco se asumía, de forma equivocada, que los cuerpos magmáticos atravesaban la litosfera, al igual que asciende un globo aerostático en la atmósfera. Pero esto se ha demostrado que es físicamente inviable, ya que implicaría un desplazamiento de una masa rocosa sólida, o aún fundida, a través de la litosfera, la capa más superficial, también sólida. “Lo que en realidad ocurre es que el magma se desplaza siguiendo fisuras o canales (chimeneas) formadas durante el movimiento de las platas litosféricas. El material que circula a través de estos canales no está fundido, es un mush, masa en estado casi sólido, aunque contenga una fracción residual fundida entre un 5 % y un 20 % que le confiere gran deformabilidad cuando está sujeta a esfuerzos”.

Cuando la masa magmática se infiltra entre los sustratos sólidos para salir a superficie, lo hace a través de estas fisuras predefinidas, y lo hace con las formas circulares o espirales que se asocian a los petroglifos.

Los investigadores revelan que “no solo el conocimiento geológico del hombre prehistórico era especialmente preciso, sino su elevada capacidad de abstracción y de observación del medio rocoso”.

Esther R.